Los aldeanos le recordaban con nostalgia, pero ella, pícara, no se dio por enterada de su larga ausencia. Doctores, comerciantes, campesinos, periodistas, poetas, y pintores miraban al cielo. Con ojos y pies mojados, trataron de desentrañar sus planes, pero ella, presumida no dio señales. De boca en boca, su nombre anduvo en las plazas y calles.
Más de una vez prometió el regreso, y más de una vez dejó a todos con los preparativos del recibimiento. Pero este martes, burló aquello de "ni te cases, ni te embarques", resuelta humedeció los diarios en primera plana.
La lluvia había vuelto a la ciudad…