martes, 26 de junio de 2012

Uno, dos, tres, ufff… la cuenta de la restauración.


Marel González Escobar
A  pesar del tiempo sigue siendo una aventura.  Uno, dos, tres, cuatro, cinco…la cuenta pierde sentido cuando la respiración se agota.  Rodillas y piernas se hacen al espectáculo, más  capaces escaleras al cielo.   En las tardes y fines de semanas es usual la escena. Pomo de agua en manos, los  más “deportivos” se someten al  lance con la afamada colina. Otros van de amores, de celebración, y  no falta quien acude a pagar  promesas y prender una vela en torno a la cruz, no importan la nacionalidades. 
Un   cerro con  una gran cruz de madera identifica a la ciudad de Holguín en el mundo.  Mitos, secretos, tradiciones y retazos de  las  guerras de independencia, se reúnen en ese  lugar.  
La  Loma de la Cruz se  ha convertido en un  sitio cubano imprescindible.
Hoy la cima  muestra una imagen reposada,  pero escaleras  abajo es otra la historia.
Los  constructores funden los 458  escalones sobre su base  original.  Es la restauración de mayor  envergadura ejecutada en Loma de la Cruz durante los últimos tiempos.
A lo lejos simulan una columna de hormigas, cargan los materiales en sus hombros, y se rotan en tramos para que no agote demasiado. Trabajadores de la Empresa Constructora  del  Poder Popular en Holguín edifican la obra. El proyecto prevé la restauración de la  escalinata,  la  rotonda, ubicada en la cima   con sus miradores,  y un fortín colonial. 
Especialistas de la Oficina de Monumentos y  Sitios Históricos de  la provincia  elaboraron la propuesta de restauración, y Comunales es la entidad inversionista.  15 escalones se funden en cada jornada.

El  conjunto Loma  de  la Cruz se  inauguró  en 1950  y  su construcción tardó 23 años.
En mayo de mil 790  el Fraile Antonio de Alegrías, ubicó  en este  lugar una cruz de madera  para alejar los  males de la ciudad.  Inició  así una tradición que perdura entre los holguineros. 
 Unos enamorados, otros deportistas, pero todos aventureros.  Eventos culturales como las Romerías de Mayo, cargan hasta la cúspide un símbolo de tradición, e invitan a todo el pueblo a la escalada.  
  
397,398,399,400… la cuenta perdida se retoma cuando el ascenso muestra a la ciudad a los pies con su entramado perfecto.  Los constructores  se acercan al último  peldaño para estar a  275  metros  de  altura sobre  el nivel  del mar.  Paso a  paso la Loma de la Cruz recupera sus  valores patrimoniales,  para seguir siendo orgullo de quienes viven en esta tierra.

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Tomo  el préstamo  de  mi  colega  Luis  Enrique.  Somos  más  por  la  causa...