Marel
González Escobar
A pesar del
tiempo sigue siendo una aventura. Uno, dos, tres, cuatro, cinco…la cuenta
pierde sentido cuando la respiración se agota.
Rodillas y piernas se hacen al espectáculo, más capaces escaleras al cielo. En las
tardes y fines de semanas es usual la escena. Pomo de agua en manos, los más “deportivos” se someten al lance con la afamada colina. Otros van de
amores, de celebración, y no falta quien acude a pagar promesas y prender una vela en torno a la cruz, no importan la nacionalidades.
Un cerro
con una gran cruz de madera identifica a
la ciudad de Holguín en el mundo.
Mitos, secretos, tradiciones y retazos de las guerras de independencia, se reúnen en ese lugar.
La Loma de la Cruz se ha convertido en un sitio cubano imprescindible.
Hoy la cima
muestra una imagen reposada, pero
escaleras abajo es otra la historia.
Los
constructores funden los 458 escalones sobre su base original.
Es la restauración de mayor envergadura
ejecutada en Loma de la Cruz durante los últimos tiempos.
A lo lejos simulan una columna de hormigas, cargan los
materiales en sus hombros, y se rotan en tramos para que no agote demasiado. Trabajadores
de la Empresa Constructora del Poder Popular en Holguín edifican la obra. El
proyecto prevé la restauración de la
escalinata, la rotonda, ubicada en la cima con sus miradores, y un fortín colonial.
Especialistas de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de la provincia
elaboraron la propuesta de restauración, y Comunales es la entidad
inversionista. 15 escalones se funden en
cada jornada.
En mayo de mil 790
el Fraile Antonio de Alegrías, ubicó
en este lugar una cruz de madera para alejar los males de la ciudad. Inició
así una tradición que perdura entre los holguineros.
Unos enamorados,
otros deportistas, pero todos aventureros.
Eventos culturales como las Romerías de Mayo, cargan hasta la cúspide un
símbolo de tradición, e invitan a todo el pueblo a la escalada.
397,398,399,400…
la cuenta perdida se retoma cuando el ascenso muestra a la ciudad a los pies
con su entramado perfecto. Los constructores se acercan al último peldaño para estar a 275
metros de altura sobre
el nivel del mar. Paso a
paso la Loma de la Cruz recupera sus
valores patrimoniales, para seguir
siendo orgullo de quienes viven en esta tierra.